Así he titulado uno de los capítulos de mi libro en el que estoy trabajando.
Si usted es de leer la biblia y le gustaría una referencia en este mismo sentido nomás al abrirla, la biblia, se encuentra inmediatamente con el texto llamado Génesis y ya en sus primera líneas que narran la primera versión de la creación nos lo encontramos de frente, en su primer capítulo, ya inmediatamente se puede leer lo siguiente, citando sin más complicarme una biblia que tengo a mano -cito-
... La Tierra era caos y confusión y oscuridad ...
La oscuridad es el contexto inicial para el autor bíblico que entiende claramente que no hay una manifestación de luz primera.
Como se puede apreciar no hay explicación para este evento que inaugura la narrativa en el texto bíblico, no al menos en el libro que tengo entre las manos ahora mismo ni otros que haya visto en algún momento y por alguna razón en particular. Asunto que el narrador se da cuenta del problema procede a esquivar el asunto en el versículo siguiente del mismo capítulo.
Voy a intentar algunos acercamientos sobre este aspecto, por lo que sugiero a usted, lector, esté revisando las actualizaciones que haga aquí, pero sin duda que en en mi libro habrán más luces para usted.
Es de tal condición la afirmación del caos, la confusión y la oscuridad que no dejan de provocarme alguna particular aprensión entre muchas otras. Es una enumeración de cualidades desde la perspectiva del narrador, que me llevan a pensar si sólo está elucubrando, si no jugando con sus fantasías.
No es posible desentenderse de esto, como lo hacen todos quienes omiten sin el menor incomodo, pues digo bien, estas categorías niegan en los términos más absolutos el relato posterior, el cual se sostiene en nada.
Cómo el autor mismo hace el tránsito, desde la trama de aquellas cualidades hacia la antítesis de las mismas, y en calidad de qué hace tal tránsito; preguntas todas rodeadas de un halo de misterio y no suficiente respondidas en cuanto a tan sólo un intento.
